viernes, 8 de julio de 2011

No hay una forma “guay” de sufrir una lesión de la médula espinal… ¡pero esto es de locos!


From 03 March 2011 StemCells&AtomBombs: There's no cool way to suffer a spinal cord injury...but this is crazy!


Me perdonaréis esta diatriba.

Nunca he escrito ninguna en este blog, pero ahora mismo estoy listo para ello. Acabo de volver del hospital de ver los resultados de mi última RM (resonancia magnética). Esta RM se hizo para determinar si mi ‘lesión de la médula espinal’ viene originada por lo que se conoce como MAV (Malformación Arteriovenosa). Esto ocurre cuando las arterias y las venas de la médula espinal (o del cerebro) se enredan entre ellas, causando una hemorragia. Entonces, esta hemorragia comprime la médula espinal, causando así la parálisis. No es muy común, pero ocurre.

Aparentemente no tengo una MAV, según mi doctor. Esto es una buena noticia, porque significa que no tengo una bomba haciendo tic-tac dentro de mi cuerpo que quizás podría volver a explotar en un punto más alto de mi médula espinal y causarme una cuadriplejía/tetraplejía. Pero también es una mala noticia, porque indica que nadie sabe realmente qué me ocurrió.

Sé que es de locos pensar si quiera en ello, pero siento que mi lesión de la médula espinal es menos “guay” que la de los demás.

Imaginadme en mi reunión de apoyo a los supervivientes de lesiones de la médula espinal (LME) (a las que, si me conocéis, sabéis que no asisto).

Asesor LME: Bien grupo, hoy me gustaría que compartieseis el horror que os causó esto.”
LME 1: “Me ocurrió jugando al rugby.
LME 2: “Me ocurrió en una carrera de F1.”
LME 3: “Bueno, no me gusta alardear de ello, pero mis amigos y yo estábamos en una fiesta salvaje, y me lesioné cuando intentaba saltar borracho al río.”
Dennis: ¡Sólo mala suerte!
Asesor: Dennis, es mala suerte para todos, por favor, compártelo con el grupo.”
Dennis: “¿Eres imbécil? ¡Acabo de hacerlo! Por supuesto que es mala suerte para todos, claro que lo sé, no soy idiota. Mi caso fue de verdad sólo mala suerte. Nadie sabe qué me pasó”.
Por supuesto ahora será inminente mi expulsión del grupo, por dar un puñetazo en la cara al asesor.

Volviendo a casa del trabajo me he encontrado con unas señoras mayores en la calle.
Mi mujer siempre me dice que no tengo que contarles todo, porque son cotillas. A mí, sin embargo, me gustan estas señoras, porque siempre han sido simpáticas conmigo y siempre han tenido un “buenos días” para mí, así que siento que les debo alguna explicación. Estas mujeres mayores (en realidad no sólo señoras mayores) me han visto jugando en la calle con los hijos de los vecinos durante años, y ahora me ven en una silla de ruedas. Por supuesto que van a preguntarme.

Chico de la estación de tren: “¿Qué demonios te ha pasado? ¿Un accidente haciendo deporte?” mientraImaginándomeMientras me imagina corriendo por el campo de rugby intentando hacer un ensayo, cuando soy placado desde atrás.
Dennis: Tuve una hemorragia en alguna parte de la espalda.” Y le dejaría rascándose la cabeza.

Señora mayor 1: “¿Qué te ha pasado? Siempre estabas tan feliz y saludable. ¿Un accidente de tráfico?” Mientras me imagina a toda velocidad por la autopista con mi descapotable, con la bufanda ondeando al viento, antes de chocar.
Dennis: “No, ni siquiera tengo coche, y no me gusta conducir. Es muy peligroso. Tuve una hemorragia en alguna parte de la espalda.” Y la dejaría rascándose la cabeza.

Si estuviera en América, la gente podría llegar a imaginarme como Dennis el gánster, paralizado por un disparo en una entrega de drogas que salió mal.  Llevaría mi bandana y los pantalones colgando enseñando el culo. También ellos estarían equivocados. Gracias a Dios, vivo en un lugar casi sin violencia armada.

Ahora de vuelta en la terapia de grupo. Me han dejado volver a entrar, tras darse cuenta de que el asesor no sufrió rotura de nariz, sólo una hemorragia. (Dónde he oído esto antes).

Asesor: “Hoy, grupo, me gustaría hablar sobre vuestra nueva vida “guay” en la silla.”
LME 1: “Bueno, como ya no puedo jugar al rugby, he empezado a practicar baloncesto.”
LME 2: “Ahora me dedico a las carreras de sillas de ruedas y llegaré a ser el número uno del mundo.”
LME 3: “Ahora he dejado de beber, y estoy estudiando para ser asesor y poder ayudar a otros a acostumbrarse a vivir en la silla.”
Asesor: “Dennis, cuéntanos cómo te estás adaptando.”
Dennis: Al principio me alegro porque ahora voy a poder explicar al grupo cómo la unidad puede traernos una cura. Cómo los estudios en animales nos han enseñado muy claramente que es posible regenerar la médula espinal. Yo, estoy trabajando con otras personas de todo el mundo, para lograr una cura para las LME.”
Asesor: “Venga, Dennis, no seas loco. No hay cura para las LME. Debes aceptar el hecho de que vives en la silla. Por qué no pruebas a pescar, ir a la montaña, o…”
Dennis: “Lo siento. Me alegro por todos, porque han encontrado su hueco. Mi objetivo ahora es dejar la silla.”
Asesor: “Si no aceptas lo que te depara la vida, nunca te adaptarás.”
Dennis: “No estoy realmente interesado en adaptarme a esta vida. Prefiero luchar por la curación. No sólo porque quiera una, sino porque es posible.”
Asesor: “Entonces, amigo mío, estás inadaptado y tienes un suspenso en el grupo.”
Dennis: “Me voy.”
Asesor: “Porque no puedes aceptar la realidad.”
Dennis: “No. Porque no quiero darte otro puñetazo en la cara. Estoy demasiado ocupado como para ir a prisión por golpear a un idiota.”

Pues hasta ayer, éste era el panorama. Pero ahora que me han dicho que nadie sabe qué me ocurrió, que ni siquiera tengo una de esas buenas cicatrices LME que tanto gustaban, que ni siquiera tengo lo que pensaba que tenía, no sé.  Primero tengo que averiguar si estas nuevas terapias con células, ayudarán también al tío de la silla al que nadie sabe qué le paso.

Pero os diré esto. ¡Lo averiguaré!
Y porque he hecho tantos amigos maravillosos en todo el mundo, a los que una cura les ayudaría sin duda, ¡sigo peleando! Verdaderamente, estoy bastante seguro de que esto me ayudará a mí  también, pero tengo que investigar un poco.

De vuelta al estudio, ¡y a la lucha!

P.D. Tras esta pequeña diatriba, me siento mucho mejor. Gracias por escuchar.

Translator: Pierre-joseph López Ardisana

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