domingo, 3 de abril de 2011

Más grande que el poder de los átomos multiplicado por mil

From 04 July 2010 StemCells&AtomBombs: Greater than the might of atoms magnified a thousand fold


¿Quizá conozcas esta canción?
Una línea es la misma que el título de este post.
¿Sabes ya cuál es?

Se canta con la melodía de “Glory, Glory, Hallelujah” (Himno de batalla de la República). ¿Ya la sabes?

Uno de los versos dice así:
In our hands we hold a power greater than their hoarded gold,
Greater than the might of atoms magnified a thousand fold.
We can bring to earth a new world from the ashes of the old,
For the union makes us strong.

(En nuestras manos tenemos un poder mayor que todo su oro,
Más grande que el poder de los átomos multiplicado por mil.
Podemos traer a la tierra un nuevo mundo de las cenizas del Viejo,
Pues la unión nos hace fuertes).
¿Sabes ya cuál es?

Correcto. Es “Solidarity Forever”.

Ahora lo he hecho de verdad. Todos estabais esperando a que se me escapara algo sobre uniones, y ahora se me ha escapado. No sólo he hablado de uniones, sino que lo he hecho hablando de esa canción cursi. Ese viejo cliché. ¿Todavía no me he dado cuenta de que cosas como “Solidarity Forever” desaniman a la gente?

Mi respuesta a esta posible crítica es... ¿A cuento de qué viene eso?
Me recuerda a esa historia que me contaron cuando me uní al sindicato del que ahora soy secretario general.

“Había una campaña organizadora en una escuela y los dirigentes del sindicato intentaban persuadir al jefe de estudios para que se uniera, conscientes de que su afiliación animaría a otros ya que era un profesor muy respetado. Pero les preocupaba que el jefe de estudios fuera “anti-sindicatos”. Otro profesor, que también pensaba que el jefe de estudios se oponía a los sindicatos, e intentando ganarse su favor, dijo: "no me gustan los sindicatos". A lo que el jefe de estudios contestó, “¿A cuento de qué viene eso?”

Esta frase, “¿A cuento de qué viene eso?” resume mis pensamientos exactamente. Algunas personas están en contra de las ideas de los sindicatos, pero muy pocas personas están en contra de la idea de sindicato. Escribo sobre sindicatos porque es algo que conozco y si no lo hiciera la gente diría: ¡Vaya! Ni siquiera piensa en los sindicatos ahora que está paralítico.

Bueno, pienso en los sindicatos incluso más ahora que estoy paralítico, porque cuando te olvidas de cualquier prejuicio (bueno o malo) que puedas tener sobre los sindicatos y te fijas en la cuestión básica de qué es un sindicato -un grupo de personas que comparten un interés común y se agrupan para asegurarse de que su causa, su problema, o sus necesidades no sean olvidados- la mayoría entiende la lógica de que existan. Eso hizo el jefe de estudios, y se unió al sindicato a pesar de que “no le gustaran los sindicatos”.

Y eso es la solidaridad; un grupo de personas con un interés común que se agrupan para asegurarse de que su causa, su problema o sus necesidades no sean olvidados. No es física nuclear ni algo radical. Simplemente es la base de toda sociedad humana. Personas juntas.

Bueno, vamos a ver si juntar personas de muchas “comunidades de enfermedades” distintas es fácil o no, mi sensación es que si está “organizado” correctamente y hay personas que sienten que pueden marcar la diferencia, entonces reaccionarán. Pero las personas enfermas o paralíticas son una minoría, así que necesitamos la solidaridad de los demás.

Pero, ¿cómo puede alguien que no padezca esclerosis múltiple, o diabetes, o lesiones de la médula espinal, o cualquier otra enfermedad que pueda curarse con las células madre mostrar solidaridad con aquellos que sí las padecemos? No tiene sentido que diga que estas cosas pueden pasarte a ti también. Nadie que esté sano y saludable cree que enfermará. Si el año pasado me hubierais dicho que estaría en el hospital, paralítico, durante casi un año, hubiese abierto una cerveza, me hubiese llevado un cigarrillo a la boca y te hubiese dicho que estabas loco.

Felipe Zegarra, un sacerdote diocesano de Perú y profesor de teología en la Universidad Católica de Perú, lo dijo maravillosamente: "La solidaridad es una buena alternativa para la sobreutilizada palabra compasión", y quizá para la infrautilizada amor, también.

En las próximas semanas os pediré que mostréis solidaridad hacia mi y hacia otros que sepáis que están enfermos. Incluso os lo pido a los que “no os gusten los sindicatos” (¡guiño!). Lo primero que os pediré que hagáis esta semana es sencillo.

En la parte izquierda de este blog hay un botón llamado "follow". Si hacéis clic sobre él os podéis registrar para obtener actualizaciones de este blog de forma regular. Registrándoos también dejaréis vuestra foto o sombra en la página y se sabrá que mostráis solidaridad hacia mi u otras personas que conozcáis, incluido tú, que padezca una de las muchas enfermedades que pueden curarse con las células madre.

No os preocupéis, no hago esto para aumentar las visitas y entonces cobrar por la publicidad. Hago esto para que cualquiera que esté enfermo o desesperado porque una persona que ama está enferma pueda ver vuestra cara y saber que no están solos. La peor parte de está enfermo es sentirse solo y con un clic puedes ayudar a alguien, aunque sólo sea a mí, a no sentirse solo.

Esta solidaridad/compasión/amor es el primer paso para construir algo más grande que el poder de los átomos multiplicado por mil y quizá algún día vencer las enfermedades que tú o tus seres amados padezcáis.

P.D.: Espero no tener que explicar a nadie qué tiene que ver el post de hoy con la bomba atómica. ¡Guiño! ¡Guiño! (De verdad, tengo que aprender a utilizar los paréntesis y la puntuación para hacer esos signos de guiño tan chulos).

 P.P.D.: Además, en la versión original no se usa la palabra "átomo". El original, escrito en 1915 utilizaba la palabra ejércitos. Pero fijaos en eso. Sólo 30 años después de que se escribiera la canción ya se había fabricado una bomba atómica.


Translator: Pedro Solano 

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