martes, 19 de abril de 2011

Lecciones atómicas para la financiación de la investigación sobre células madre

From 05 August 2010 StemCells&AtomBombs: Atomic lessons for stem cell funding



En mi último post, Wasted, prometí ofrecer un modo alternativo y eficiente para financiar, administrar y planear la investigación sobre células madre. Hoy intentaré hacerlo.


Creo que la mayoría de las personas no ven ninguna alternativa posible al enfoque actual, que puede resumirse así. Empezar con financiación pública (vuestros impuestos) y dividirlo en cantidades pequeñas entre varias universidades diferentes e instalaciones de investigación privadas. Las instalaciones de investigación privadas entonces deben intentar atraer a inversores privados para aumentar el capital y las universidades deben asociarse con instalaciones de investigación privadas. ¿Es cierto lo que escribo? Echad un vistazo a qué “instituciones” reciben financiación sólo en el estado de California.


Ahora como hay en juego beneficios privados nadie compartirá su información. Todas las instalaciones de investigación privadas y las universidades que busquen financiación pública (vuestros impuestos) empezarán a exigir más fondos para la investigación y nosotros, el público, y sobretodo aquellos que padecemos enfermedades que podrían curarse con células madre, sumaremos nuestras voces para pedir más dinero. A veces el público también se involucra intentando conseguir donaciones que a su vez se dividirán en pequeñas cantidades entre empresas privadas que nunca cooperarán porque sus balances económicos están en juego.

Como decía en Wasted, no hago crítica de los beneficios o la búsqueda de beneficios ni pretendo que sea una perspectiva teórica sobre el libre mercado. Simplemente quiero ilustrar una idea muy importante. Un dinero insuficiente, dividido entre muchos grupos que no tienen motivación alguna para cooperar, es ineficaz y no aportará más terapias de CURA que si rezásemos al “dios Spaghetti”. Os preguntaréis cuál es mi gran idea.


Bueno, no es mi gran idea. Es una manera comprobada con resultados comprobados y demuestra que con la cantidad de dinero adecuada y, más importante, con una planificación y administración, cosas que parecían imposibles pueden llevarse a cabo. Bienvenidos a las Lecciones atómicas para la investigación sobre células madre.

Antes de que me entretenga escribiendo la historia completa del proyecto de la bomba atómica dejadme que os diga que ése no es mi objetivo. Al final de este post os dejaré algunos buenos enlaces, si estáis interesados. Lo que haré es señalar las similitudes y las diferencias principales. Al final vosotros podréis juzgar si una planificación adecuada puede llevar de la investigación sobre células madre a una cura.

Ni las células madre ni las bombas atómicas son quimeras:
No podemos desear que desaparezcan las enfermedades más de lo que ellos puedieran desear la creación de la bomba atómica. El dinero sin ciencia no sirve de nada. Cuando los EEUU, la Unión Soviética, Inglaterra, Alemania y Japón empezaron a interesarse por la bomba atómica, ya había mucha investigación tras la idea y los gobiernos de estos países emplearon muchos recursos tratando de convertir esa investigación en una bomba atómica. Inglaterra, atacada por Alemania, no estaba en posición de desarrollarla y desde un principio llevaron sus importantes ideas atómicas a los EEUU en una carta del comité MAUD. La Alemania nazi, con algunas de las mayores eminencias científicas del mundo y la industria química más avanzada, no pudo hacerlo después de que muchos de sus mejores científicos se convirtieran en refugiados de los nazis. Hacia 1943, Japón ya padecía unas carencias que relegaron su proyecto de la bomba atómica a un segundo plano a favor de esfuerzos de guerra más pragmáticos. Fueron los EEUU, una potencia económica e industrial protegida de la guerra por dos océanos, con la ayuda de los gobiernos británico y canadiense, quienes construyeron la bomba.


Igual que pasa hoy con las células madre, mucha de la ciencia para la bomba atómica existía, sólo que estaba repartida en varios lugares diferentes. Hasta que el Proyecto Manhattan recibió financiación por parte de Roosevelt en 1941, la mayor parte de la investigación la desarrolló el gobierno (desde 1939) y universidades cuya investigación estaba financiada por fundaciones privadas (igual que pasa hoy con las células madre) por todos los EEUU. El Proyecto Manhattan finalmente reunió toda la investigación y a los investigadores principales y los puso en cuatro complejos principales. Cuatro años después se lanzaba dos bombas atómicas sobre Japón.

Puede que la investigación sobre células madre ya esté mucho más avanzada que la investigación de la bomba atómica en 1941. En 1931, Enrico Fermi, físico italiano conocido por su trabajo en el desarrollo del primer reactor nuclear, dijo: “había pocas probabilidades de la bomba atómica, pocas pruebas de que no estuviéramos persiguiendo una quimera." Comparar esto con Hans Keirstead, un eminente investigador sobre las células madre, que dijo que utilizarlas para tratar lesiones de médula espinal no es cuestión de si, sino de cuando, pero criticó la falta de fondos; y veréis que con un empujón al estilo del Proyecto Manhattan para las células madre se llevarían las terapias de los laboratorios a los hospitales incluso más rápido que la creación de la bomba atómica.


Cuando se fundó el Proyecto Manhanttan en 1941 todavía quedaba mucho camino por recorrer y muchas preguntas por responder. Había que solucionar el problema de la separación isotópica (separar el uranio válido del no válido), y determinar qué método era mejor, ya que había tres métodos importantes en estudio. Y también quedaba la pregunta de si el material fisionable para la reacción en cadena debía ser uranio o plutonio, en caso de ser una bomba de fisión o una bomba de fusión. Todos estos problemas pudieron solucionarse porque los jugadores principales se unieron y colaboraron.

Siempre se habla de que la planificación, o incluso peor, la planificación gubernamental, pueden perjudicar a la investigación e innovación, pero no es cierto. Hay muchas investigaciones e innovaciones diferentes que tratan sobre las células madre, pero lo que necesitamos es una manera de llevar lo mejor de la investigación a la práctica y eso implica acelerar el proceso. Como sucedió con la bomba atómica, la intervención del gobierno, en realidad, control gubernamental, sirvió para garantizar que los científicos escogían los mejores métodos para crear la bomba, ya que no podían debatir cuál era el mejor. Pasaron por el aro porque...

Había/hay una guerra en curso:
El motivo principal para que los EEUU iniciaran la investigación de la bomba atómica fue el miedo a que los nazis se adelantaran en construirla. Einstein escribió a Roosevelt, el presidente estadounidense, poco menos de un mes antes de la invasión nazi de Polonia, creyendo que Alemania estaba cerca de conseguir una bomba. Aunque los Estados Unidos no estaban involucrados aún en la guerra, Roosevelt sabía claramente que en el futuro cercano, los EEUU no podrían mantenerse al margen y tendría que lidiar con el problema de un futuro enemigo poniendo sus manos sobre el arma más poderosa del mundo. Creo que eso es bastante motivador.

Sin incluir ninguna enfermedad que podría CURARSE con terapias de células madre, excepto las lesiones de médula espinal, ya hay más personas discapacitadas por esta afección (450.000 en los Estados Unidos) que bajas de guerra estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Doscientos mil más que las 250.000 vidas estadounidenses que algunos creen que se habrían perdido si Estados Unidos hubiesen invadido Japón en lugar de lanzar la bomba atómica. Cien veces más el número de bajas estadounidenses en Irak. Con estas cifras no quiero restar importancia a aquellos que han muerto en guerras. Al contrario, demuestra el significado de luchar por las vidas que las CURAS con células madre podrían salvar. Ahora estamos en una situación parecida a una guerra. Cuando no había posibilidades de cura, estábamos perdiendo la guerra, ahora hay una oportunidad de ganar.

Las bombas atómicas no deberían ser objeto de negocio igual que no deberían serlo las células madre.
Las empresas privadas no deben controlar quién recibe curas de células madre ni a través de precios elevados ni con control de patentes. No hablamos de un nuevo jarabe para la tos, esto cambiará de forma importante la sociedad, igual que lo hizo la energía atómica, y el propietario de la patente no debería dictar quién puede curarse.

Curiosamente, la bomba atómica también tuvo problemas de patente. Leo Szilard, un físico húngaro, poseía la patente de la reacción nuclear en cadena. Para bien o para mal, el gobierno básicamente lo ignoró porque nadie se le opondría en ese aspecto. Quizá hiciera falta un disidente, como se considera a menudo a Szilard, para elaborar esta idea, pero al final Szilard no pudo conseguir financiación para su proyecto. Szilard no fabricó la bomba atómica, pero el gobierno de los EEUU sí.

Los enfermos no deberían estar a merced de empresas privadas que decidan si, ya que poseen la patente, una terapia con células madre nueva llega al “mercado”. Es posible que un propietario privado de una patente impida que un medicamento vital esté a disposición del público.  Puedes mirarlo tú mismo.

La bomba existe, las curas con células madre no:
Cuatro años después de que el proyecto Manhattan, dirigido por el gobierno de los Estados Unidos, fuera organizado, hubo una bomba atómica.

¿En qué puntos estamos de la investigación sobre células madre y cuánto nos falta para conseguir una cura? Aunque parece que existen nuevas curas (ver “Noticias tan buenas que te pondrán enfermo”) no se usan de forma extendida.

Ahora esperaré a que alguien discrepe y me muestre pruebas de que dejar la investigación sobre células madre en manos privadas proporcionará curas para la población mundial.

Más lectura sobre la bomba atómica:

Translator: Pedro Solano

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