Sé perfectamente cómo se siente el protagonista de la canción. Cualquiera que haya estado de pie ante el médico y le hayan dicho que tiene una enfermedad crónica comprende la letra.
En mi caso, el médico me explicó de forma clara que me había quedado paralítico el día después de la operación pero que, con toda la investigación sobre células madre que se estaba llevando a cabo, había muchas posibilidades de que se pudiera hacer algo en el futuro. Se negó a condenarme; me habría podrido en prisión esperando el juicio.
Algunos presos tiran la toalla. Se niegan a participar de la vida. Algunos, especialmente aquellos que están en países con más programas de rehabilitación, siguen con sus vidas. Estudian, escriben libros, estudian derecho e, incluso, se casan y reciben visitas conyugales.
Pero, a pesar de cómo decidan vivir sus vidas en la cárcel, todos los presos comparten algo: están privados de su libertad, como los que sufren enfermedades crónicas. No vives tu vida al completo, sino que sólo puedes «usar el tiempo con sabiduría», «construir tu tiempo» o «luchar contra el tiempo». Ser un prisionero, a pesar de todo.
Todas las pruebas relativas al impacto regenerativo de las células madre para lesiones de médula espinal, ceguera, ELA, esclerosis múltiple, enfermedades cardíacas, etc. no sirven de nada si no existen curas para las personas. En el caso de una lesión de médula espinal dicen que necesitan ir despacio y no pueden correr grandes riesgos, porque tenemos una calidad de vida en silla de ruedas. Sí, podemos tener una calidad de vida, como un prisionero modelo, pero seguimos pudriéndonos en la cárcel en espera de juicio.
Ahora bien, no estoy sugiriendo que se corran riesgos imprudentes. Sólo digo que hasta que el gobierno no coordine todo el proyecto, no debe dejarse en manos de Geron y sus inversores (que incluso pueden escapar si los ensayos no salen bien). Ni siquiera estoy sugiriendo correr un riesgo como cuando probaron la primera bomba atómica en Los Álamos; estaban muy preocupados por el gran riesgo.
Un científico expuso la posibilidad de que una bomba atómica pudiera incendiar la atmósfera. Otro calculó que no podía ocurrir y, tras un estudio, se concluyó que «la ignición de la atmósfera no era imposible, solo improbable». Pero la cuestión nunca se dejó de lado hasta el día en que explotó la primera bomba.
A pesar del riesgo de ignición del material atmosférico, siguieron adelante para ganar una guerra.
Debemos rechazar convertirnos en prisioneros modelo y esperar pacientemente. Tenemos que alzar nuestras voces para ganar la guerra.
Translator - Irene Corchado Resmella
No hay comentarios:
Publicar un comentario